No sabía cuanto tiempo iba a pasar hasta que le volviera a echar de menos. Copenhage se divisaba ya a lo lejos. Después de dejar Berlín y de estar unos tres días durmiendo en hostales baratos mis ganas de llegar eran enormes.
Los paisajes eran preciosos, me motivaban y hacían que cada vez tuviera mas ganas de pegarme a todo lo que estaba viviendo, a esa gran experiencia que recordaría el resto de mi vida.
Love of Lesbian sonaba en mi Ipod, me dejaba llevar, por el viento, por la música, por su espalda que se arqueaba a medida que veíamos aparecer algo nuevo por delante.
Cerré los ojos, me apoyé en su espalda, le abrazé más fuerte todavía y me dormí.