viernes, 22 de enero de 2010



La playa en la que posamos nuestros pies era de arena blanca, tan fina como el algodón. Soplaba una brisa suave, que entraba por cada agujero de mis vaqueros y movía cada mechón de mi larga melena. Inspiraba. Expiraba. “Cuanta tranquilidad” pensé. Noel estaba a mi lado, su camiseta larga ondeaba al compás de mi cabello. Se podían divisar las Vespas rojas un poco más allá, en la carretera. Me quité las victorias azules y sentí todo el tacto de esa arena en mis pies fríos. Estaba caliente. Para ser Marzo y estar por las costas de Normandoía era raro. Desvié mi miraba hacía Noel, él también me miraba. Sus ojos verdes traspasaban cualquier barrera que tuviera mi corazón. Me desplumaban. Ahora aún más que a causa del Sol brillaban con intensidad. Me acerqué a el y le susurré :


- Me encanta este lugar.


- Es lo que querías ¿no? Una playa desierta de arena blanca.


- Te quiero.


Le besé. Todo lo que pudiera ocurrir en aquel momento era insignificante, todos mis sentidos, los cinco, se posaban en esos labios. Oía el ruido de las olas romper contra las rocas de más allá y notaba los picotazos que me daba la arena a causa del viento, que la movía.


Me separé de él. Su pelo, negro azabache, relucía.

3 comentarios:

  1. me recuerda a "3 metros sobre el cielo" por lo de la vespa:)
    Tengo ganas de volver a hablar contigo!
    (L)

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  2. vaya vaya isa... m'has sorpres! m'agrada molt aquest text..

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  3. ¡Me encanta este texto!:D
    Nos vemos el jueves en biología^^

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